viernes, 14 de diciembre de 2012

SS "BAYCHIMO"


SS “BAYCHIMO”
El barco fantasma del Ártico


Las largas y tediosas travesías, el desconocimiento del medio hostil en el que se desenvuelve la azarosa vida del navegante, incapaz de controlar los elementos de los que depende su vida, dio lugar a que en la imaginación de los marineros se forjasen mitos y leyendas, en muchos casos a partir de un hecho real cuya explicación se desconoce, que llegaban a infundir verdadero terror a estas, por lo general, valerosas gentes.
Son numerosos los casos de los denominados “barcos fantasma”, que según la leyenda, sin otra tripulación que los espíritus de los tripulantes que en él perecieron, están condenados a vagar eternamente por los mares, purgando un pecado de soberbia por subestimar las fuerzas de la naturaleza.
El encuentro con uno de estos barcos, siempre según la leyenda, atrae la mala suerte y la desgracia sobre quien ose acercarse.
Obviamente, en nuestros días, aunque abunde la superstición entre las gentes de mar, los mayores conocimientos y nivel cultural, hacen que sean cosas del pasado, pero que mantienen su halo de misterio y por tanto de curiosidad.

En 1.914 era botado en un astillero sueco el buque con bandera alemana “Amer Bonalfan”, con 1.322 Toneladas, sólido casco de acero y una gran chimenea gris.
Finalizada la 1ª Guerra Mundial, Alemania hubo de entregar gran parte de su flota a los aliados en compensación de las pérdidas navales sufridas por estos y entre ellos el “Amer Bonalfan” entregado a Gran Bretaña y que de inmediato lo renombró “Baychimo” destinándolo a hacer servicios en Canadá.
Se hizo cargo del barco la empresa “Bay Company of Hudson” para cubrir las rutas de las gélidas aguas del Ártico, bordeando el Círculo Polar, transportando víveres y combustible que cambiaban por pieles a los tramperos occidentales y a los cazadores innuits, recorriendo infinidad de pequeños establecimientos costeros, especialmente en el mar de Beufort durante el corto verano de aquellas latitudes.
El sólido casco del “Baychimo”, resultó ser de gran fiabilidad en aguas tan peligrosa, navegando entre hielos y atravesando la banquisa, recorriendo anualmente los 3200 km. de su ruta sin percances excesivamente graves.
Como cada año, el 6 de julio de 1.931, el “Baychimo” zarpa de Vancouver, su puerto base en la costa oeste de Canadá y a través del estrecho de Bering se interna en el mar de Beufort con 36 tripulantes a las ódenes del capitán John Cornwell, recorriendo los puntos habituales.
Finalizando el verano, tras completar con pieles la capacidad de sus bodegas en la isla Victoria, el capitán Cornwell ordena el retorno a Vancouver para poner allí fin a su periplo anual, pero las condiciones climáticas del Artico son imprevisibles y puede suceder que se pase directamente del verano al crudo invierno.
Fuertes temporales de viento e intensas heladas propiciaron que la superficie de la mar se solidificara dejando solamente un estrecho paso que acabó por cerrarse a las pocas horas, atrapando el “Baychimo” frente a la aldea de Barrow en Alaska, un conjunto de cabañas de madera construidas por la Compañía para servir de refugio.
Ante la imposibilidad de que el “Baychimo” lograse avanzar, y el peligro que suponía permanecer a bordo (el barco podría ser estrujado por los hielos y hundido), el capitán ordenó a la tripulación dirigirse a la aldea, que distaba aproximadamente un kilómetro. Tras muchos sufrimientos, a través del fuerte temporal lograron llegar a la aldea y refugiarse en las cabañas, donde permanecieron durante dos angustiosos días, con un tiempo infernal y la amenaza de la noche polar cerniéndose sobre ellos, pensando en el peligro que corría su barco con sus bodegas abarrotadas con una verdadera fortuna en pieles.
De forma tan repentina como sobrevino, cesó la tormenta, el hielo se debilitó y el “Baychimo” quedó flotando libremente.
La tripulación vuelve a bordo y con entusiasmo reinicia su viaje de retorno a casa, pero a los pocos días, una capa de hielo cubrió el mar y en pocas horas atrapó el casco del buque.
Aunque la tripulación albergaba esperanzas de que pudiesen continuar viaje y llegar sanos y salvos el buque y ellos así como la preciada carga, las condiciones meteorológicas se encargaron de disiparlas y el capitán pensó que por robusto que pareciera el casco del “Baychimo”, una climatología tan adversa acabaría por quebrarlo y hundirlo.
El 15 de octubre, atrapados y ante tan desesperanzadora situación, el capitán envía mensajes de socorro por radio y la Compañía responde enviando dos aviones de la base de Nome que estaba a 600 millas, para rescatar a los tripulantes.
Son evacuados 22 , mientras el capitán y otros 14 permanecen a bordo con la esperanza de rescatar las más valiosas pieles de la bodega, en cuanto el tiempo amaine y se lo permita.
Por seguridad, sobre el mismo banco de hielo construyeron un refugio de madera al que llevaron gran cantidad de leña, agua dulce que trajeron de un lago interior y víveres. Se trasladaron a él disponiéndose a esperar el corto verano polar, para poder reanudar la marcha.
Al cabo de un mes, tras un violento temporal descubrieron que el “Baychimo” había desaparecido. Después de buscarlo infructuosamente dieron por sentado que había sido destrozado por los hielos y se había hundido.
Una vez analizados los hechos y circunstancias se decide abandonar aquel lugar donde no tenía ningún sentido el permanecer y el capitán Cornwell envía dos hombres a una aldea esquimal situada a 22 millas para pedir auxilio. El tercer maquinista y un trampero que viajaba como pasajero fueron voluntarios.
Mientras hacían los preparativos para el regreso, un innuit cazador de focas les comunica que su barco está a 45 millas hacia el sudeste.
Tras un duro trayecto, allí encontraron al “Baychimo” intacto, pero enseguida comprendieron que en aquellas condiciones el barco era insalvable. El capitán ordena sacar de las bodegas las pieles mas valiosas y a los pocos días son rescatados por un avión.
Meses después, un mensaje recibido por la Compañía indica que el “Baychimo” ha sido visto por un grupo de esquimales a varios cientos de kilómetros de donde había sido avistado por última vez.
A mediados de marzo de 1.932, el joven cazador Leslie Melvin que viajaba en trineo entre Hesschel y Nome avistó el barco flotando tranquilamente muy cerca de la costa. Logró subir a bordo y comprobó que las pieles estaban perfectamente estibadas en las bodegas, pero tuvo que dejarlas por no tener medios en qué llevárselas.
Meses mas tarde fue visto por trabajadores de una empresa petrolífera que operaban en la zona. También subieron a bordo y comprobaron que todo seguía en orden.
En 1.933, a comienzos de año fue avistado por un grupo de esquimales, muy cerca del lugar donde había sido abandonado por su tripulación. Subieron a bordo y les sorprendió una fuerte tormenta, por lo que debieron permanecer en el buque como refugio durante diez días.
Volvió a ser visto en agosto de 1.933, julio de 1.934, setiembre de 1.935 y en varias ocasiones en 1.939.
Testimonios de todo tipo fueron llegando a la sede de la Compañía en Vancouver, pero todos ellos tenían un denominador común, la imposibilidad de su rescate.
Parece realmente increíble y da pié a la leyenda, que las tensiones de los hielos sobre el casco no hubieran acabado con el “Baychimo”. Fue avistado en 1.962 por un grupo de pescadores innuits que alertaron sobre la presencia del “Uniak” (Fantasma del Artico) como ellos lo denominan. La última vez que se vio fue en 1.969 por la tripulación del petrolero norteamericano Manhatan que cruzaba el paso del Noroeste.

Cronología

1 de octubre de1931.-El “Baychimo” queda atrapado .
2 de octubre de1931.- El barco se suelta sólo de los hielos.
8 de octubre de 1931.- Queda nuevamente atrapado.
15 de octubre de 1931.- La Compañía envía dos aviones desde Nome para recoger a la tripulación.
24 de noviembre de1931.-Con la tripulación que permanece instalada en un refugio en el hielo, tras una tempestad desaparece el “Baychimo”.
Diciembre de 1931.- Avistamiento unas 45 millas SE de Barrow, el resto de la tripulación se acerca al lugar y rescatan las pieles más valiosas
Marzo de1932.- Nuevo avistamiento en las cercanías de la Isla de Herschel
Finales de 1932.- Tercer avistamiento por la misma zona anterior
Marzo de1933.- Cuarto avistamiento, en la zona de Barrow (donde quedó atrapado la primera vez), un grupo de esquimales lo ven y suben, teniendo que permanecer unos 10 días en el barco debido a una tormenta
Julio de1934.- Nuevamente avistado y un grupo de exploradores vuelven a subir a bordo
Septiembre de1935.- Avistamiento sin que nadie subiera a bordo
Noviembre de1939.- Avistamiento y el capitán Hugh Polson intenta salvarlo pero lo que tiene que dejar debido a los cascotes de hielos que lo rodean
Marzo de1962.- Avistamiento por un grupo de esquimales
1969.- Ultimo avistamiento, estaba atrapado por el hielo
2006.- El gobierno canadiense financió un proyecto para encontrar al ”barco fantasma del Ártico”, hasta la fecha no lo han encontrado.
Es de suponer que a estas alturas el resistente casco del “Baychimo” ya haya cedido y esté reposando en el fondo del Ártico. De todas formas, todo el largo periplo de este barco sin tripulación nos da una idea de los movimientos de hielos y corrientes que se producen en un mar que en la distancia y en nuestro clima templado se nos antoja increíble.

Ignacio Sáa
Diciembre 2.012

Fuentes:
http://en.wikipedia.org/wiki/SS_Baychimo
http://www.cruisersforum.com/forums/f33/reappearing-ghost-sh...
http://reanimated.lt/baychimo-laivas-vaiduoklis-nenorejes-nuskesti
Enciclopedia General del Mar.